TRASTORNOS
DE CONDUCTA ALIMENTARIA
Los trastornos de conducta
alimentaria son un problema bastante frecuente en los adolescentes hoy en día,
dentro de las más conocidas están la bulimia y la anorexia. Es común ver a
señoritas cada vez más delgadas, obsesionadas con su peso aun cuando tienen un
peso estable o por debajo de lo normal.
Son diferentes las causas que
originan estos trastornos: influencias por parte de los compañeros y amigos,
modas impuestas por estrellas del cine y la televisión, etc. Es por ello que
estos trastornos atacan principalmente a los adolescentes, aunque esto no
quiere decir que personas adultas estén exentas de padecer alguno de estos
trastornos.
Las personas que padecen estos
trastornos tienen una autoimagen distorsionada de la real y, en el caso de la
anorexia hacen periodos prolongados de ayuno. Por su parte en la bulimia, las
personas comen obsesivamente y después se sienten culpables recurriendo al
vómito. Aunque la bulimia y la anorexia son parecidas, las personas anoréxicas suelen
ser extremadamente delgadas al contrario de las bulímicas quienes comúnmente están
en su peso normal o un poco más arriba.
Existen otros trastornos menos
frecuentes, pero de igual manera graves en quienes la padecen, entre ellos se
encuentra la vigorexia (obsesión por hacer ejercicio para lograr obtener un
cuerpo musculoso), la bulimarexia (anorexia y bulimia juntas) y la fatorexia
(contrariamente a la anorexia, las personas se ven delgadas estando en
sobrepeso).
Las principales señales de que
una persona está padeciendo un trastorno de conducta alimentaria son: juguetear
con la comida, separar la grasa de las comidas, pesarse constantemente,
realizar demasiado ejercicio, uso excesivo de laxantes, entre otras.
Las consecuencias que estos
trastornos pueden traer a la salud de quienes la padecen pueden ser desde
afectaciones al corazón, deshidratación, desmayos, pérdida del cabello, caries,
piel seca, etc.
Es necesario que los padres,
familiares y amigos cercanos estén atentos a cualquier señal que se muestre y
que indique la presencia de un trastorno de conducta alimentaria y cuando éste
llegue a detectarse ser de apoyo moral, además de buscar ayuda profesional con nutriólogos
y psicólogos para su debido tratamiento.
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