sábado, 3 de septiembre de 2016

Si pudiera regresar el tiempo, a qué época sería y por qué.


Si pudiera regresar el tiempo, a qué época sería y por qué.
Mi vida es relativamente corta, sin embargo, ha habido momentos, tal vez no tan impactantes, pero que han sido muy gratificantes. ¿Cuál es el que vale en la pena vivir?, ¿Por qué extraño esta etapa y qué la diferencia de ahora? para poder contestar estas preguntas, mencionaré algo de mi vida.
Soy la segunda hija, hermana de dos varones, uno cuatro años mayor que yo y otro nueve más chico. Mi padre es comerciante y mi mamá ama de casa. Actualmente tengo 18 años, no obstante, considero que mi infancia es la época más bonita de mi vida (entre los 4 y 8 años de edad), es por eso que a continuación mencionaré lo que a grandes rasgos considero así.    
De chiquita me encantaba que mi mamá me peinara y más si me hacía un chongo o trenzas. Mi papá traía a cas mi pizza favorita. Algunas veces me gustaba acompañarlo a las compras porque me divertía mucho.
Lo que más me hacía feliz en ese tiempo, era reunirme con mis primos para jugar en el patio de mi casa, ya fuera a los heridos, las escondidas, la casita, la comidita o simplemente pasear en bicicleta. Recuerdo bien un día en el que mi papá nos llevó a mis primos, mi hermano y a mí a un hermoso rio, donde jugábamos a formar presas y en el que encontramos una tortuga.
Estos momentos son algunos de tantos, que al recordarlos me causan mucha emoción, pero no sólo es esto por lo que me gustaría volver a esta etapa, sino también porque, a esa edad hay algo que nos hace disfrutar más los pequeños momentos de la vida, la inocencia. Cuando somos niños nos dejamos sorprender por todo, por más sencilla que sea la situación, por ejemplo, las maravillas que la naturaleza nos brinda. 
Los adultos en cambio, buscamos satisfacer más los aspectos materiales y muchas de las veces nos olvidamos de lo demás, en otras palabras, nos olvidamos de ser feliz a costa de lo poco o mucho que tenemos.
                                       

                   

                                                                                                              
                                                                                                        Por: Yazbek Díaz García

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